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Sobrevivir en Acapulco y dormir en Chilpancingo, la vida de los refugiados

Al hogar de Guadalupe, tan solo le falto un metro para quedar sepultado por el río.

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Foto: 24 Guerrero

La capital de Guerrero, se convirtió en el nuevo hogar para algunos acapulqueños, para otros es el refugio dónde duermen y comen por la noche mientras en el día hacen labores para poder sacar el agua de sus hogares y recuperar lo poco que les dejó la gran tormenta.

En el refugio que instaló la administración de la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, al norte de la ciudad, no solo se alberga a los paisanos del puerto, si no también a sus historias, entre ellos quienes comparten alimentos después del paso del huracán Otis, que impactó las costas como categoría 5.

Varios de ellos prefieren no dar entrevistas ni ser grabados, pero sí acceden a charlar sus vivencias con este medio. En la mesa, el señor José dice que tras la primera semana del huracán, él no ha movido nada, quiere que cuando pasen los Servidores de la Nación a realizar el censo vean todo lo que perdió y que incluso su camioneta está estancada.

La joven Guadalupe por su cuenta les dice que ella llegó a refugiarse al quinto día después de Otis. Ella y su hija aseguraron que en su hogar tan solo le falto un metro para quedar sepultado por el río.

Ellas no están solas, su esposo que labora como Policía Estatal del Instituto de la Policía Auxiliar del Estado (IPAE), todos los días trabaja en Acapulco y por las tardes regresa a su casa a intentar sacar el agua.

Varios de los que hoy se refugian en la capital coinciden en que ahora vivir en Acapulco es muy caro, el poco alimento que había disparó sus precios y sus vecinos que rapiñaron grandes cantidades de alimentos se los intentaban vender a pesar de las súplicas de algunos.

Pero también relatan que esos vecinos se niegan a abrir sus casas y mostrarlas al personal del Gobierno Federal para el censo, ya que ahí guardan los electrodomésticos que sustrajeron también.

Hasta 40 personas duermen al día en el refugio

Dentro del albergue se les dan cuatro alimentos al día, techo, baño, ropa y un lugar dónde dormir, además que el inmueble tiene una capacidad para 150 personas.

No solamente acuden personas de Acapulco, sino también de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para poder tomar alimentos y darse un baño antes de regresar a la zona cero para continuar con los trabajos y restablecer la enérgica eléctrica.

El encargado del albergue, Guadalupe Jiménez Saucedo, asegura que son al menos 40 familias que ya viven de manera permanente después de perderlo todo, mientras que otros ya buscan la posibilidad de rentar un domicilio en Chilpancingo.

Información de Jesús Dorante.


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