En una década marcada por transformaciones profundas en las dinámicas sociales y familiares, México observa un fenómeno revelador: los divorcios se han duplicado en los últimos 12 años, alcanzando una proporción de casi 33 por cada 100 matrimonios, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Este incremento, destacado en el marco del Día de San Valentín, subraya una evolución significativa en las relaciones matrimoniales del país. "De 15.1 a 32.9 divorcios por cada 100 matrimonios", resalta el informe, evidenciando un cambio en la percepción y la gestión de las uniones personales.
El año 2022 registró 166,766 divorcios, con una predominante participación de parejas heterosexuales (99.6%). La edad promedio al momento del divorcio se situó en 38.3 años para los hombres y 36.6 para las mujeres, revelando tendencias sobre cuándo las parejas deciden tomar caminos separados, tras una duración media de matrimonio de 17.7 años.
Paralelamente, el panorama matrimonial mostró una cifra de 507,052 enlaces, con un notable 1.1% correspondiente a uniones entre personas del mismo sexo. El INEGI también destacó la distribución conyugal de la población, con un 36.9% casado y un 17.8% en unión libre, entre otros estados civiles.
Interesantemente, el bienestar subjetivo en las relaciones se mantuvo alto entre quienes tienen pareja, con más del 90% de los encuestados expresando satisfacción en varios aspectos de su convivencia. No obstante, existe una brecha de género en la percepción de la calidad de la relación: 11.3% de las mujeres frente a 6.4% de los hombres reportaron una "mala relación".
Estos datos no solo reflejan el estado actual del matrimonio y el divorcio en México, sino que también apuntan hacia una transformación más amplia en los valores sociales, la autonomía individual y el significado de la familia en el siglo XXI. El aumento en las tasas de divorcio, lejos de ser un mero dato estadístico, encierra narrativas de cambio, adaptación y, quizás, de una búsqueda colectiva hacia relaciones más equitativas y satisfactorias.
