¿Por qué la clase política de Morelos, a los que llaman oposición, defiende a capa y espada al Fiscal de Morelos, Uriel Carmona? La respuesta es muy sencilla, lo peor para ellos está por suceder.
El Fiscal, a las pocas horas de ser detenido, promovió un amparo para impedir una extradición; entre otras nueve peticiones, estaba la de impedir que continuara la filtración de datos de la intervención de su teléfono.
De poco ha servido porque ese mismo día comenzaron a filtrarse datos de conversaciones que sostuvo con actores políticos y criminales, por eso ahora sabemos que el diputado Alejandro Martínez le sirvió como espía en la gira que realizó Claudia Sheinbaum por Morelos, recientemente, se conoció otro diálogo con un celular a nombre de Eréndira Ruiz Peréz y Esmirna Salinas Muñoz.
Con ambas personas sostiene diálogos a través de mensajes de textos, en los que confirma que ocultó pruebas, que sabía que la Unidad de Inteligencia Naval lo investigaba y, en otro diálogo, le ofrecen una "buena suma de dinero" para ocultar los avances por el asesinato de la diputada Gabriela Marín.
Parte de las investigaciones y pruebas contra el Fiscal será solicitar "el detalle de los servicios consumidos" del celular de Uriel Carmona.
La necropsia de su celular, más allá de que cambien de teléfono, de chip telefónico, borren la memoria de sus dispositivos móviles, los sumerjan en agua y todo lo que se les pueda ocurrir, existe una huella que está en los servidores de las compañías telefónicas.
Aunque el Fiscal argumente el hackeo, ahí se sabrá si es real o no. Y pronto se sabrá si Rautel estaba en sus contactos, quiénes confabularon para ocultar el asesinato de Ariadna Fernanda y muchos de los acuerdos con la clase política que son inconfesables.