Si bien periodistas, comunicadores, partidos políticos y autoridades electorales tienen la función de presentar al electorado los perfiles de quienes aspiran a contender por algún cargo de elección popular, la ciudadanía responsable tiene la posibilidad de investigar más sobre ellos y ellas para tomar decisiones basadas en información.
Con el proceso del 2024 en marcha, cada día aparecen nuevos aspirantes, tanto del lado del partido oficial, MORENA, como en la oposición.
Y aunque aún no es tiempo de hablar de casos particulares, lo que se puede ver desde ya es a políticos de viejas administraciones intentar acomodarse en cualquiera de los dos bandos, pero principalmente en el de la marca con mayor arrastre en el momento: El Movimiento de Regeneración Nacional.
Entonces, basta navegar por redes sociales de internet para ver fotografías y videos de viejos caciques priistas de Morelos desvivirse por recibir a una de las "corcholatas" que aspira a contender por la Presidencia de la República bajo el acrónimo de MORENA.
O más grave, ex servidores públicos que colaboraron con gobiernos en los que imperó la corrupción y el maltrato a la ciudadanía vestidos hoy de blanco y guinda, operando desde un intento de anonimato como “asesores” y colaboradores de aspirantes de MORENA solo con el fin de conseguir algún "hueso" en el futuro.
Las y los aspirantes no son solo las caras que vemos en la propaganda -ilegal, por cierto- que inunda las calles de nuestro quiero estado de Morelos, sino los políticos que les asesoran, les impulsan e incluso financian sus campañas.
Son también esos viejos políticos que intentan, a toda costa y apostando a la desmemoria, subirse al tren que encabeza el Presidente López Obrador.
Saben que su trabajo, historia personal y reputación de ninguna manera es suficiente para si quiera competir por algún cargo de elección popular y por eso se ven en la ¿penosa? necesidad de buscar cobijo en otro lado.
Dependerá, primero, de los auténticos cuadros que hay en los partidos políticos, de un lado y del otro, frenar a esos arribistas.
Aunque al final, será el electorado quien decida echar mano, o no, de la memoria y recordar el daño que esos viejos políticos le han hecho a Morelos.