Tradicionalmente, el solsticio de verano y de invierno han sido considerados momentos clave para marcar el cambio de estaciones, junto con los equinoccios de primavera y otoño.
Aunque en la actualidad, los meteorólogos utilizan oficialmente los registros de temperaturas para determinar los límites entre las estaciones, no debemos pasar por alto el significado de los solsticios.
El solsticio de verano, un evento astronómico significativo, marca el inicio oficial de la estación más cálida en el hemisferio norte. Este año, el solsticio de verano septentrional tendrá lugar el miércoles 21 de junio.
Sin embargo, al sur del ecuador, este día marca la llegada no oficial del invierno. Es importante destacar que, aunque los solsticios ocurren simultáneamente en todo el mundo, sus horas locales pueden variar.
Los solsticios se producen debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra, que se inclina aproximadamente 23,4 grados con respecto a su órbita alrededor del Sol. Esta inclinación es responsable de las estaciones en nuestro planeta, ya que los hemisferios norte y sur reciben diferentes cantidades de luz solar.
En dos momentos del año, el eje terrestre se inclina más hacia el Sol. Durante el solsticio de verano en el hemisferio norte, se experimenta el día más largo, mientras que en el hemisferio sur se vive la noche más larga.
Una forma de visualizar los solsticios es considerar la posición del Sol en la Tierra. Durante el solsticio de verano en el hemisferio norte, el Sol aparece directamente sobre el trópico de Cáncer, una línea de latitud situada a 23,5 grados al norte del ecuador.
El solsticio de verano es un evento astronómico lleno de significado y belleza, que nos conecta con los ciclos naturales de nuestro planeta.
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