Donald Trump afirmó que el sábado pasado nucleares iraníes Fordow, Natanz e Isfahán habían sido “completa y totalmente destruidas”, pero, al parecer, mintió. El Pentágono asegura que el ataque de Estados Unidos a Irán no destruyó instalación nuclear, no habría sido mortífero ni a los niveles que el presidente de aquel país aseguró.
Estados Unidos utilizó bombarderos furtivos B-2 y misiles Tomahawk en una operación llamada “Martillo de Medianoche”, según Trump fue un “éxito militar espectacular” destacando que todos los aviones norteamericanos regresaron sanos y salvos a casa.
Sin embargo, informes de inteligencia indicaron que los bombardeos no destruyeron completamente el programa nuclear iraní, en todo caso, consiguieron retrasarlo entre tres y seis meses.
Estados Unidos atacó a Irán principalmente para impedir que el país obtuviera armas nucleares, buscando así (supuestamente) evitar una amenaza mayor a la seguridad regional e internacional. Ahora bien, informes preliminares del Pentágono indicaron que las reservas de uranio enriquecido de la República Islámica tampoco fueron eliminadas, como Trump afirmó, en los bombardeos del sábado.
Irán denunció los ataques como una violación del derecho internacional y reafirmó su derecho a continuar con su programa nuclear civil. El Pentágono contradijo a Donald Trump y la Casa Blanca aseguró que las declaraciones del Departamento de Defensa de los Estados Unidos fueron filtradas por “un fracasado de bajo nivel en la comunidad de inteligencia”, aseverando que se trata de una evaluación “totalmente errónea”.