En Cuernavaca se vive una cuenta regresiva para que estalle la siguiente crisis del agua, las soluciones adoptadas hasta el momento por el ayuntamiento evaden el tema central: terminar con la corrupción al interior de SAPAC que hace inviable este organismo, con una nómina excesiva, poca eficacia y donde los ciudadanos tienen que pagar un 'moche' diez veces más alto, por encima de los pagos establecidos en la hacienda municipal, el alcalde no ve y no oye.
Apenas arranca la época de estiaje y las fallas en "la presión" ha dejado por semanas a varias familias sin el vital líquido, el argumento es el bajo nivel de los mantos acuíferos, no sucede así con los piperos, cuya explotación de los pozos parece no tener la misma crisis que el SAPAC y, entre más grave es la falta de agua, más caro es adquirir una pipa, las cuales, por ahora, valen entre mil pesos y mil 500 de 8 mil a 10 mil litros de agua, pero el problema es que muchas de las ocasiones no es potable y se requiere esperar turno debido a la amplia demanda.
Estos costos impagables para los negocios en el centro histórico, son igual de complicados de cubrir por las familias en sus domicilios, en ese escenario no han tenido más opción que ir de protesta en protesta el último año para exigir que se les dote de agua, mientras el alcalde responde con desesperante tono de indiferencia, que es un problema heredado por administraciones anteriores, sin embargo, en la suya la crisis se agudizó.
El ayuntamiento de José Luis Urióstegui se prepara para hacer una importante inversión en en este sistema, la duda es, si el dinero que se destine resolverá los problemas de abasto de agua o simplemente será depósito en el barril sin fondo de la corrupción que es SAPAC.
Las soluciones geniales del alcalde de Cuernavaca no tienen límite, ahora planea quitar los puentes peatonales, sin duda, el edil gobierna bajo el consejo y capricho de sus allegados... Cuernavaca requiere una pronta intervención para solucionar el conflicto del agua, es obvio que el alcalde no tiene nada que ofrecer, su negativa a parar la corrupción lo hace de facto cómplice.