Luego de la brutal pelea de aficionados durante el partido entre el Independiente de Avellaneda y la Universidad de Chile, la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) aseguró el día de ayer, 21 de agosto, que "actuará con mayor firmeza" para castigar a los responsables del disturbio.
El encuentro formó parte de la vuelta de los octavos de final y se llevaría a cabo en el Estadio Libertadores de América al sur de Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, tuvo que ser cancelado tras los enfrentamientos de la afición, que dejaron más de un centenar de detenidos, en su mayoría chilenos, y más de veinte heridos.
"En el marco de la suspensión y posterior cancelación del partido, la Confederación se encuentra recopilando datos y procesando información, los cuales están siendo remitidos a la Unidad Disciplinaria para la aplicación de las sanciones correspondientes", indicó la Conmebol mediante un comunicado.
Aunque la institución no ha precisado el castigo que podrían aplicar a estos equipos, el reglamento establece multas, pérdida de puntos, cierres de estadios, descalificación y hasta exclusiones de futuros torneos.
"La Confederación reafirma su compromiso con la erradicación de hechos de violencia en el futbol e insta a todos los clubes participantes de sus competiciones, en su calidad de responsables de la seguridad cuando actúan como locales, a implementar las medidas máximas de prevención y control, a fin de garantizar que, hechos de esta naturaleza, no vuelvan a repetirse", agregó.
Los hechos tuvieron lugar en las gradas durante el arranque del segundo tiempo, en el minuto 48, cuando el marcador de vuelta de octavos estaba empatado a un gol.
De acuerdo con testigos, las autoridades demoraron bastante en actuar para frenar la problemática y hasta el presidente de Chile, Gabriel Boic, cuestionó la logística del estadio.
